¿Hay alguien ahí o estamos solos?

Cada día parece más claro que no debemos ser los únicos seres inteligentes en el Universo y que la vida debe florecer más allá del Sistema Solar, a tenor de la enorme cantidad de estrellas similares al Sol y de lo frecuente que resulta encontrar planetas orbitando a su alrededor, pero ¿por qué no damos con ellos?, ¿no buscamos bien?, ¿no hemos buscado durante el tiempo suficiente?, ¿por qué ellos no nos han encontrado?, ¿si nos han encontrado, por qué no se manifiestan?… A pesar de nuestros esfuerzos no conocemos más vida aún que la existente sobre nuestro planeta Tierra y somos los únicos seres racionales de los que tenemos constancia.  Durante décadas, los astrónomos se han planteado esta pregunta limitando su investigación a organismos parecidos a los de aquí. Por esa razón, es importante ampliar la búsqueda de vida. Necesitamos abrir nuestras mentes a procesos biológicos, químicos y geológicos genuinamente alienígenas. Todo el mundo busca huellas biológicas, pero éstas no tienen ninguna importancia porque no tenemos otros ejemplos de biología.

Debemos de tener en cuenta que no sabemos qué es necesario para que se desarrolle la inteligencia. Sabemos que en la Tierra si lo hizo, pero desconocemos si fue por un proceso fortuito y que es casi imposible que se vuelva a repetir, o si ocurrió por una evolución natural de la vida.

En la Tierra la vida animal, y por tanto inteligente, es una rareza. Eso puede pasar en otros sitios. Es posible que haya una vida microbiana, pero que no haya inteligencia. Pero también puede ser que esa vida inteligente en otros lugares se haya extinguido, o que nos mandaran señales hasta el siglo XIX, y hasta ese momento no conocíamos las ondas electromagnéticas y no teníamos con qué recibirlas o que las señales nos vayan a llegar dentro de dos millones de años y nuestra especie ya no exista.

Por otro lado; enviar mensajes nosotros a otros planetas (más allá de los ocho de nuestro propio sistema solar) no sería muy sensato. Incluso para un conjunto de planetas relativamente cercano a, digamos, 50 años luz de distancia, pasaría un siglo antes de que pudiéramos esperar una respuesta, y la mayoría de la gente no está dispuesta a esperar. Por eso SETI es un experimento de escucha, no uno que transmite. Han de darse muchas casualidades para que haya vida inteligente y para que además podamos contactar con ella.

La NASA financió en el pasado la búsqueda de inteligencia extraterrestre con más de US$10 millones al año sin éxito ninguno. Pero el financiamiento se cortó en 1993, después de que senador Richard Bryan introdujera una nueva legislación, porque creía que esto era un desperdicio de dinero. Desde entonces, no ha habido una financiación pública significativa para SETI en EE. UU. ni en ningún otro lugar del mundo, aunque la búsqueda de evidencia de organismos simples por las señales químicas que dejan en la atmósfera de otros mundos está recibiendo un respaldo cada vez mayor.

¿Porque parece que estamos solos?

Cabe pensar que, dentro de la etapa tecnológica de una hipotética civilización inteligente extraterrestre, el periodo durante el que desarrollan y utilizan ondas de radio como medio de comunicaciones o escuchas resulte relativamente breve, quizá de unos cientos de años, y que con anterioridad, por no haberlas descubierto, o con posterioridad, por considerarlas obsoletas y pasar a utilizar otro tipo de tecnología, resulten civilizaciones ‘mudas’ en el rango de ondas de radio y microondas.

Una de las misiones de METI es descifrar por qué nuestros posibles vecinos cósmicos nos ignoran.  Quizás el universo esté lleno de vida inteligente, pero todos están haciendo lo mismo que nosotros: simplemente escuchando y no transmitiendo. Si es así, sería un universo muy tranquilo. Es por eso que algunos científicos abogan por enviar mensajes de inteligencia extraterrestre: enviar señales de radio poderosas e intencionales a las estrellas, dejando que cualquier civilización extraterrestre sepa que estamos ahí. Puede ser justo lo que necesitamos para iniciar el primer contacto.

Sin embargo, parece que la única forma en que podríamos contactar con una civilización alienígena es si tuvieran una vida mucho más larga que la nuestra como civilización tecnológica. Los humanos hemos tenido la tecnología para hacer contacto a distancias interestelares durante solo un siglo que es el tiempo que hemos tenido la tecnología de radio. Si esa fuera la norma en nuestra galaxia, entonces es poco probable que nosotros y los extraterrestres estemos vivos durante el mismo siglo en los 13 mil millones de años de historia de nuestra galaxia. Es tan improbable como la posibilidad de que dos luciérnagas, cada una de las cuales parpadea una sola vez durante un solo segundo durante una noche larga y oscura, se enciendan exactamente al mismo tiempo. Simplemente no sucederá. Luego si hicieramos contacto con una civilización extraterrestre, sabríamos por motivos puramente estadísticos que son mucho más antiguos que nosotros.

Hay otras teorías de porque no han contactado con nosotros algunas además de lo ya comentado anteriormente: a) podemos ser muy aburridos para las civilizaciones antiguas y avanzadas; b) están esperando para ver si sobrevivimos porque las civilizaciones jóvenes por lo general destruyen sus planetas así mismos (como podemos estar en el proceso de hacerlo); c) las inteligencias orgánicas generalmente se reemplazan por inteligencias artificiales sin interés en especies orgánicas extrañas; d) nuestra tecnología puede ser demasiado primitiva para comprender los medios por los cuales los extraterrestres se comunican, nos faltan sus señales; e) hay especies extraterrestres hostiles por ahí y destruyen todas las inteligencias que detectan, para que las inteligencias restantes sepan guardar silencio; etc .

Por otro lado; existe cierta oposición a que enviemos mensajes para comunicarnos con ellos por miedo de que pueda haber extraterrestres hostiles por ahí y enviar un mensaje puede resultar en que vengan a destruirnos;  los científicos, sin formación en antropología evolutiva o historia, pueden suponer que es probable que la historia de la explotación y colonización europea de gran parte de Asia y África se repita si nos ponemos en contacto con extraterrestres, pero esta vez será la Tierra la que será colonizada y explotados por pueblos extraterrestres militarmente superiores. Los europeos obtuvieron una inmensa riqueza y otras ventajas al conquistar pueblos militarmente inferiores, pero ¿qué tendrían que ganar los extraterrestres con una conquista similar? Las materias primas están en todas partes, un cinturón de asteroides vale mucho más que un planeta ocupado, y la alta tecnología permite la creación de equipos guiados por inteligencia artificial para realizar todo el trabajo necesario, los esclavos son simplemente un signo de baja tecnología.

Y si existieran… ¿qué les podría atraer de nosotros para contactar?

Nuestro mayor desafío es lograr que una civilización súper avanzada nos preste atención. ¿Qué podríamos decir que los intrigaría lo suficiente como para responder? Nuestra tendencia natural cuando conocemos a un extraño es impresionarlo con nuestro sabiduría y conocimiento. Pero en comparación con una civilización que existe desde hace un millón de años, no vamos a inspirarlos con nuestra ciencia y tecnología más recientes. En cambio, debemos enfatizar nuestra característica más distintiva: nuestra juventud. Podemos recordar a las civilizaciones avanzadas lo que es ser una especie que no sabe si existiremos dentro de cien años. Es esa misma incertidumbre sobre nuestro futuro lo que nos hace tan distintivos. Los extraterrestres avanzados pueden no comprender la mortalidad y, sin embargo, es algo que persigue a los humanos a lo largo de nuestras vidas.

Si hay civilizaciones más jóvenes por ahí, estamos efectivamente aislados de ellas porque aún no tienen la tecnología para comunicarse a distancias interestelares.

Como conclusión de todas las sociedades que han ido y venido de la Tierra, solo una, nosotros, podría enviar y recibir mensajes de mundos alienígenas. Las sociedades pueden ser comunes, pero las sociedades tecnológicas pueden ser escasas.

 

 

Sobre Mí

Sobre el autor

Mi pasión comienza cuando tenía 18 años y mi padre me regala mi primer pequeño telescopio para observar la luna y las estrellas. Mi ilusión es tan grande que me integro en varias asociaciones astronómicas y poco a poco me voy especializando en observación y fotografía planetaria con telescopios cada vez más potentes.

Tras estudiar y formarme en Caltech ( 2014 – 2015); The University of Edimburgh (2016 – 2017);  Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (2018) y Planetario de Madrid ( 2019),  me oriento hacia la astronomía y astrobiología. Experto en fotografía planetaria.

Continuar leyendo

Formación y cursos

Cursos de observación astronómica

Aprende a fotografiar tus cuerpos celestes favoritos. ¡Infórmate sin compromiso!

Enlaces de interés

enlaces de interes a fuera de orbita

Últimas entradas

Observaciones astronómicas

1 Comentario

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *